Hoy, 15 de abril, falta sólo un mes para que, un año más -y van ya 26 como filial-, la Hermandad comience su camino que le debe llevar, si Dios quiere, hasta las plantas de la Virgen del Rocío, que, por cierto, llevará tan sólo unos días en su ermita tras haber permanecido nueve meses en la Parroquia de la Asunción de Almonte.
Por tanto, un mes, 30 días, para que vuelvan a escucharse el tronar de los cohetes, la melodía de la gaita y el tamboril, el tintineo de las campanillas, los cantes improvisados, el elegante andar de los caballos… un mes, tan sólo, para que los que nos sentimos rocieros sintamos ese cosquilleo que no nos abandonará hasta que la veamos el Lunes de Pentecostés delante de nuestro Simpecado.
Unos harán el camino completo, otros nos conformaremos con acompañar al Simpecado en algunos momentos, pero aguardaremos el Lunes más esperado por los rocieros con los recuerdos de aquellos años en los que sí pudimos estar junto a él durante nueve días, sin separarnos un momento hiciera sol o lloviera, pasara calor o frío…
Como diría el pregonero, un mes para la Gloria, rocieros…
